El color claro de la madera y el cremoso color albaricoque se funden delicadamente en el espacio, como la madera cruda acariciada por el sol y el dulce y cálido tono caramelo, envolviendo toda la casa en un suave halo natural. La textura de la veta de la madera y la textura mate de la pared se complementan, fundiendo profundamente este cálido tono crema en cada detalle: desde el sofá curvo de la sala de estar hasta la lámpara de araña de mimbre del comedor, todo es sanador.
Y esta belleza no es solo visual, sino que también se esconde en un ingenio práctico: el armario superior empotrado se integra discretamente con el fondo en color madera natural, conservando la esencia de las necesidades diarias. El estante giratorio para aperitivos en la esquina y la cesta extraíble para juguetes permiten guardar objetos diversos por separado. La proporción áurea de estantes abiertos y puertas ocultas garantiza que el espacio siempre logre un equilibrio entre estilo y estética pulcra, tal como lo define la auténtica filosofía del estilo madera: no hay necesidad de pasar frío por la simplicidad, ni de estar desordenado por el humo y el fuego.